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Carta a una mujer recién diagnosticada de cáncer

Publicado en el Periódico El Día, 19 de Octubre de 2014, Día Internacional de lucha contr el Cáncer de mama

Hoy, 19 de octubre, es el día Internacional de la lucha contra el cáncer de mama. Cada año más de 22.000 mil personas, la gran mayoría mujeres, son diagnosticadas de cáncer de mama sólo en España. Una cifra significativa que se traduce en que 1 de cada 8 mujeres en este país tendrá cáncer de mama a lo largo de su vida.

Si eres mujer y has sido diagnosticada hace poco, esto es lo que me gustaría decirte:

Creerás que la vida tal y como la conocías se terminó. Creerás que nada volverá a ser igual. Saldrás de la consulta del oncólogo confundida, asustada y con miedo. Miedo a vivir, a dejar de hacerlo, a no poder llevar a cabo tus planes, a no verlos crecer, al dolor. Sólo es el principio, un principio aterrador que pasará.

Te han dicho lo único que pediste no escuchar, y casi sin darte cuenta la información se mezclará en tu cabeza, dudarás de todo lo que te digan, aprenderás de todo lo que verás, resurgirás más fuerte, con más ganas. Ganas de comerte el mundo, de disfrutar, de crecer y superarlo. Y lo harás.

Recibir un diagnóstico de cáncer no es tarea fácil, el impacto que sentirás al principio es fuerte, muy fuerte. Procura no bloquear todas las emociones que vendrán. Desahógate, escribe, llora. Lo primero que pensarás es “esto no me puede estar pasando a mí”.Es la primera etapa de impacto o shock, todo parece irreal. “Tienen que haberse equivocado”. Aparecerá la negación, un mecanismo de defensa que te permitirá ir asimilando la información poquito a poco. Sentirás la necesidad de descartar el diagnóstico, quizás quieras que te valore otro profesional para demostrar que el primero se equivoca. Sentirás ese vértigo que te empuja dentro de tí misma, ese vértigo que hace que de repente todo el mundo pare de golpe y no vuelva a ser el mismo. Aprenderás que distinto, no es peor.

Durante esta etapa existe un gran desconcierto y es muy probable que empieces a pensar en lo que podría pasar adelantando un futuro que aún desconoces. Lo que te podrá generar una sensación de desesperanza y malestar al anticipar un proceso doloroso que no has elegido, pero al que ahora debes enfrentarte sin saber muy bien cómo.

El miedo, suele aparecer a continuación. Te envolverá una y otra vez, pero aprenderás a deshacerte de él para dejarlo de lado. Aunque la palabra cáncer aún asusta, recuerda que los avances médicos están de nuestro lado.

De repente te enfadarás, “no es justo”.Lo harás con tus médicos, con la enfermedad, conmigo, con todo. Pero no te dejaremos sola, seremos tu sombra durante todo el proceso que ahora empiezas. Vencerás. Te entristecerás, pero pasará.

Quizás en algunos momentos puedas pensar que lo podías haber evitado “si hubiera hecho tal ejercicio, o comido más de aquello…” Te cuento un secreto: no lo podías evitar, no lo podías prever, pero sí puedes vencerlo, sí puedes volver a coger las riendas de tu vida cuando estés lista para ganarle y volver a sonreír.

Se trata de una parte del proceso emocional que también podrás superar. Te preocuparás por tu familia, te costará concentrarte, te apetecerá hacer menos actividades y le darás muchas vueltas a todo.

Es normal que sientas que tus emociones van y vienen que son muy cambiantes, que pasas de estar bien a sentirte muy mal de golpe, pero esto también pasará, se estabilizará. Estas etapas emocionales se mezclarán entre ellas, se solaparán e irás saltando de una a otra rápidamente durante un tiempo. Esas emociones nuevas e intensas que ahora te invaden, se irán apagando a medida que vayas quemando etapas dentro de tu proceso y recuperando el control. Todas estas emociones son normales y necesarias para poderte adaptar y seguir avanzando. Te harás con la situación.

Perderse por el camino es fácil. Sabrás que las cosas “se tuercen” cuando por ejemplo la ira o rabia que sientas la dirijas hacia tí o alguien concreto como tu oncólogo muy intensamente o durante mucho tiempo. Al comenzar te resultará difícil aceptarlo, como te decía antes, es un mecanismo de defensa con el que todos venimos equipados para liberar la ansiedad que el diagnóstico y la nueva situación producen. No la lleves al extremo, no rechaces lo que sucede, date un tiempo para asimilarlo y resurge. Hazlo cuando estés preparada, pero hazlo.

Cuando tengas ganas de llorar no te escondas, permítete seguir avanzando para que pase cuanto antes. Pregunta todo lo que se te ocurra y más, prepárate con una gran lista de preguntas y sugerencias para tu equipo sanitario. Date tiempo y espacio para entenderte y comprender que es normal lo que sientes y que pasará.

Rodéate de gente que te aporte cariño, que te apoye como tú quieres y necesitas que te apoyen. Pero no esperes que adivinen lo que necesitas, para ellos esto también es nuevo. Comunícate, habla, expresa lo que sientes y hazlo mucho. Diles lo que necesitas, pues están deseando ayudarte y hacerte el día a día de esta nueva etapa menos difícil.

Pide ayuda, no tengas miedo a lo que viene y a necesitar un apoyo externo a la familia. Sé que eres una “superwoman”, pero ahora es el momento de reciclarse siendo otro tipo de súper heroína. Se valiente para dejar por un momento la capa colgada, deja que otros tomen el relevo. Sólo queremos que descanses, que avances y que te dejes mimar mucho este tiempo. Sabrás que necesitas a una Psicooncóloga/o cuando todas las emociones de las que te hablo sean demasiado intensas o duren mucho en el tiempo, generándote un gran malestar que puedes sentir que se te “escapa” o que no sabes cómo manejar.

Recuerda que tu enfermedad no eres tú. Es sólo una parte de tí y no la más grande. Aprovecha en la medida de lo posible este “parón” para hacer todo aquello que siempre has dejado pendiente. No permitas que la enfermedad ocupe toda tu vida ni todo tu tiempo. Retoma hobbies, llama a aquella amiga que hace tanto que no ves, ríete mucho y prueba cosas nuevas.

Por fin, volverás a una nueva normalidad y calma emocional. Te sentirás más optimista, empezarás a coger las riendas, a luchar, a vivir plenamente. No te voy a engañar, no es fácil, pero tampoco imposible. Lo conseguirás seguro. Iniciarás una vida más saludable, aprenderás qué es la cúrcuma, el poder antioxidante de las frutas del bosque o los champiñones y por qué los ajos suben tanto las defensas. Harás compañeras de viaje que siempre estarán contigo. Resurgirá una versión de tí misma a la que querrás y mimarás como nunca. Encontrarás un nuevo significado a tu vida que te encantará. Verás el mundo con una nueva luz más conciliadora. Y te darás cuenta de que al final, esta situación ha sacado lo mejor de tí y te ha hecho crecer”.

Ariadna González
Psicooncóloga

Cuéntame, estaré encantada de poderte apoyar

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